Cuando algo no sale como esperábamos solemos entrar en desesperación. Esta no es una respuesta sana, si tenemos en cuenta que muy pocas veces las cosa se dan como las pensamos. Si aprendemos a fluir, seremos capaces de encontrar las oportunidades allí donde se producen los cambios. El resultado es una vida sin angustias y con la mente abierta a encontrar nuevos caminos.